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miércoles, 9 de marzo de 2011

Soria, mucho por ver.


De la laguna negra se cuentan todavía leyendas que cobran especial intensidad cuando se escuchan en este lugar. Que no tiene fondo, que por eso es negra, que habitan monstruosos seres, que aquí yacen los malvados en una tumba eterna, que la gruta llega hasta las puertas del infierno. El propio Antonio Machado, poeta de las tierras de Castilla, quedó fascinado por este y otros parajes situados en la comarca de Pinares (Soria).
Aquí, en la Sierra de Urbión, tiene su nacimiento el río Duero y hace apenas tres años la comarca de Pinares recibió la etiqueta de Bosque Modelo, un reconocimiento internacional de prestigio. La Naturaleza, sin embargo, envuelve otro de los atractivos del lugar: la historia. Las tradiciones y las anécdotas históricas se suceden en cada uno de los núcleos que componen el territorio. La tribus íberas conquistadas por los romanos, el comercio lanar de la Edad Media, los viajes a América en la Edad Moderna y otros aspectos han ido configurando la arquitectura, las costumbres y la cultura del lugar, junto a las posibilidades del paisaje.


La Naturaleza

Dominan el paisaje montañoso de la comarca de Pinares bosques de robledales, de pinos, de hayedos, de sabinares y el espectáculo de las corrientes de agua que irrigan los prados desde el suelo y las cimas nevadas desde el cielo. Antonio Machado se inspiró en los juegos cromáticos que se relevaban de estación en estación para conformar algunos de sus célebres versos, los otoños y primaveras, los veranos y los inviernos.
La Laguna Negra es la más conocida, pero desde aquí también se pueden visitar espacios increíbles como el de las Lagunas de Neila, un conjunto de Lagos y sus contornos al sur de la Sierra de Urbión. Dos tercios del Parque natural del cañón de Río Lobos se encuentran en esta parte de Soria (el otro restante en Burgos).


Lo que no es Naturaleza

La economía del lugar, la gestión de su riqueza natural que ha recibido reconocimiento internacional con la declaración de Bosque modelo es tan importante como elemento constituyente de la comarca como las tradiciones de sus pueblos, la arquitectura popular que se observa y su historia. Todos ellos atractivos para el viajero de turismo rural, a lo cual se suma en los últimos años el turismo activo.

Empezando por este último, los viajeros podrán conocer el lugar y disfrutarlo con sus rutas senderistas, con las actividades micológicas en otoño, con los deportes de invierno como el esquí en la estación de Santa Inés o los deportes acuáticos en el embalse de la Cuerda del Pozo -entre otros lugares- en verano. Ocio, naturaleza y deporte abren el apetito de los visitantes, ocasión perfecta para dar cuenta, a través del paladar, de las posibilidades del lugar y su tradición más antigua: la gastronomía. Indispensables los platos rurales de siempre como las migas pastoriles, la caldereta, los escabechados o el ajo carretero.
Entre  las fiestas y tradiciones destacan “los mayos”, cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos; la arquitectura popular, encuentro físico entre las posibilidades del entorno y la tradición de los lugareños, se pueden contemplar en enclaves como Molinos de Duero. Por último, acaba el abanico de posibilidades para el viajero en la comarca de pinares la artesanía, que no es sólo de madera, tallas o bisutería, sino también hay joyas gastronómicas de nuevo como la miel de biércol, las trufas negras, las setas, los hongos y las tortas, por citar algunas de ellas.





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